De historias de organización y resistencia: Hotel Sur, un nuevo desalojo
“Festival Internacional de Circo en Buenos Aires Polo Circo, en todo estás vos”. ¿Quién no vio estos afiches en los pasillos del subte porteño estas últimas semanas? A una cuadra de las carpas del circo con sus colores felices, a una cuadra de la parte visible del “iceberg Macri”, se encuentra otra realidad, demasiado cotidiana. Una realidad donde crecen otras carpas.
En la noche del 7 de mayo pasado, las fuerzas policiales metropolitanas desalojaron a 33 familias del Hotel Sur, ubicado en la avenida Brasil, entre Combate de los Pozos y Entre Ríos. El violento operativo se llevó a cabo sin aviso previo y no se respetó el derecho a la defensa de los inquilinos, acusados de una falsa usurpación. Desde la mañana rodearon la zona y a las 14:30hs entraron a punta de pistola, y amenazando a las familias, las obligaron a abandonar el inmueble sin posibilidad de retirar sus pertenencias. En ningún momento dieron explicaciones ni mostraron orden alguna que avalara el operativo.
Como respuesta y resistencia a esa injusticia las familias, apoyadas por diversas organizaciones sociales y políticas, cortaron la calle donde se encuentra el hotel. Una forma simbólica de apropiarse y recuperar un equivalente del espacio que el gobierno de la ciudad les quitó. Pronto, la vida del acampe se va organizando, única solución ante la ausencia del gobierno macrista.
Día tras día, la calle se va transformando, las familias tratan de acomodarse al espacio tomado e inventar, al aire libre, una casa de transición. Una carpa de fortuna los alberga a todos en una gran habitación común donde comparten varios colchones. Fuera y a su lado, se encuentra “la cocina”, es decir una anafe y una gran olla, donde se preparan las comidas de cada día gracias a las donaciones que llegan desde varios puntos del barrio, y que juntan también las organizaciones. No muy lejos, el comedor, formado por una fila de mesas de plástico que reúne a todas las familias cada vez que alguien hace saber que la comida está lista. Cerca de Entre Ríos, está el “salón”, donde algunas sillas sirven a las reuniones, asambleas y conferencia de prensa, cuando los medios se acercan y se deciden a escuchar la voz de los sin voz. Un jardín de banderas simboliza los gritos y la lucha sin descanso por una vivienda digna. El resto del espacio es dominio de los niños, que se apropian del suelo para transformarlo en una pizarra sin final, dibujando escenas del violento desalojo o al contrario, algo de un mundo mejor mientras algunos inventan una cancha de fútbol delimitada por contenedores de basura. Un espacio multiuso que recibe cada tanto artistas o talleristas que, en el tiempo de una tarde, vienen a compartir su arte solidario con las familias.
Si bien las muestras de solidaridad, en las miradas cómplices que se van cruzando, en los abrazos que se comparten, nos llenan de fuerza y nos animan a seguir luchando por una vivienda digna, la situación social y sanitaria de las familias se pone cada día más preocupante. El cansancio y la inquietud ante el futuro se hacen sentir y el viento frio de las noches de otoño muchas veces no da tregua.
Como resultado de la lucha que sostienen hace más de un mes, las familias del Hotel Sur están intentando llegar a una solución parcial, a un re acomodamiento en otras viviendas. De todos modos estas soluciones no dejan de ser parches que buscan esconder o tapar el vaciamiento que hay en política de vivienda. El Hotel Sur es un caso más, dentro de muchos, que tuvo relevancia por el nivel organizativo que alcanzaron los inquilinos y que les permitió tener claridad y convicción en aquello por lo que luchan.
Nota realizada por Macarena, Flor y Anita desde Los Compadres del Horizonte
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