Por Sebastián Ochoa, desde La Paz
El presidente Evo Morales suspendió definitivamente la construcción de una carretera a través del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), persuadido por la presión social y el apoyo que tienen los originarios que llegaron a esta ciudad hace tres días, luego de marchar más de dos meses con un pliego de 16 demandas.
Resuelto el conflicto por la ruta, 20 dirigentes de la movilización seguían reunidos anoche con el mandatario para debatir sobre los otros 15 puntos. Así el líder aymara espera reconciliarse con amplios sectores de la población, que observaban la contradicción entre lo dicho y lo hecho por quien se consideraba globalmente como defensor de la Madre Tierra.
La marcha de más de 3000 indígenas entró a esta ciudad el miércoles, escoltada por 10 kilómetros de paceños (500 mil personas) que los recibieron como a “héroes”. Esa noche, 100 marchistas sobrepasaron el cerco policial en la plaza Murillo, donde está el Palacio Quemado. Al instante fue despedido el Comandante Departamental de la Policía. Más uniformados se ubicaron en las entradas a la plaza para evitar que siguieran metiéndose indígenas. Allí durmieron dos noches, solamente cubiertos con algunas frazadas, con temperaturas bajo cero.
El gobierno y los marchistas consensuaron ayer empezar el diálogo en el Palacio Quemado, adonde Morales no había querido hacerlos entrar con la excusa de estaba en refacciones. “Nosotros no venimos a ver si el Palacio está pintado, si está descascarado, no hemos venido a ver si está bonito el Palacio; hemos venido a hablar con el presidente en el Palacio”, dijo el presidente de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB), Adolfo Chávez Beyuma.
Ayer a la mañana, la plaza Murillo era un concierto de estornudos y toses. Algunos amazónicos se entretenían espantando a las miles de palomas y fantaseando con el sabor de su carne. Una cuadra alrededor, pasando el cerco policial, había cientos de estudiantes, vecinos e indígenas para exigir que les permitieran reunirse con quienes tomaron el centro del Estado Plurinacional. La noche anterior, los de afuera habían intentado rebasar a la Policía , pero fueron gasificados.
Al mediodía ingresaron a la Casa de Gobierno los líderes de la marcha. La Central Obrera Boliviana (COB) y la Federación de Juntas Vecinales (FEJUVE) habían advertido a Morales que si no atendía al reclamo de los indígenas se sumarían a su protesta en las calles.
La semana pasada, legisladores del Movimiento Al Socialismo (MAS) habían aprobado una ley –remitida por Morales- que permitía seguir con la construcción de la carretera dentro de esta área protegida, luego de consultar a los pueblos que son sus propietarios: Yuracaré, Chimán y Mojeño. Pero según el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Declaración de los Derechos Indígenas de las Naciones Unidas y varias leyes bolivianas, la consulta a los indígenas debe ser previa al inicio de obras en sus territorios, lo que no sucedió en el TIPNIS.
Solamente faltaba que Morales promulgara esta ley, rechazada por las y los marchistas. Entonces el presidente dio la sorpresa.
“Tengo facultades constitucionales para vetar, observar cualquier ley sancionada en la Asamblea Legislativa. Hago conocer a los marchistas, a la Asamblea y al pueblo boliviano una propuesta de observación a la ley sancionada. Se dispone que la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, o cualquier otra, no atravesará el TIPNIS”, dijo Morales en conferencia de prensa. Para modificar esta normativa incluyó las propuestas de la octava marcha.
“Se incorpora la intangibilidad, que era una profunda observación (de los indígenas). Segundo, se garantiza que ninguna carretera pasará por el territorio indígena. Por lo tanto el tema TIPNIS está resuelto. Esto se llama gobernar obedeciendo al pueblo”, dijo el presidente.
Anoche seguían reunidos para discutir sobre este punto y otros 15. Los indígenas piden que las otras 21 áreas protegidas del país también sean declaradas “intangibles”.
Al final de la tarde, se levantó el cerco policial y los indígenas pudieron juntarse con los que están en la plaza Murillo. En el gobierno nacional desean que Morales y los indígenas salgan al balcón de la Casa de Gobierno para anunciar un acuerdo definitivo. Según los indígenas, con el TIPNIS a salvo consideran resueltas “el 90 por ciento de nuestras demandas”.
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