Crónica de la marcha de originarios en Bolivia


En Bolivia, los indígenas de más de 36 pueblos marcharon durante más de dos meses para entregar a Evo Morales un pliego con 16 demandas. Consiguieron que su principal reclamo fuera escuchado: el Presidente suspendió en forma definitiva la construcción de una carretera a través del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS). La Comisión de Comunicación de la Octava Marcha Indígena nos envió las crónicas y fotos que fueron recogiendo a lo largo del camino recorrido por más de 60 días. Reproducimos las que dan cuenta de la llegada a Caranavi en adelante en los párrafos siguientes.








La octava marcha en construcción de una nueva casa

La Octava Marcha Indígena llegó a la comunidad de Entre Ríos-Kilómetro 52 y espera estar en la ciudad de Caranavi dentro de dos días. Finalmente la movilización indígena vuelve a tomar consistencia, luego de que el Gobierno nacional la hubiera reprimido y desbaratado por varias poblaciones de Beni el 25 de septiembre pasado. Por ahora son mil las y los marchistas, que todavía se suman de todo el país para caminar los 213 kilómetros que restan hasta la ciudad de La Paz, donde creen que los recibirá el presidente Evo Morales para atender su pliego de demandas. “Él está arriba por nuestro voto. Nosotros hemos luchado, hemos marchado, así como ahora, hemos estado en la construcción de la nueva Constitución Política del Estado para que él esté arriba. Nosotros ahora estamos marchando contra un Presidente indígena que no está escuchando las demandas de los pueblos indígenas, siendo que nosotros lo hemos puesto a él”, dijo Isabel García Ipamo, del pueblo Chiquitano.


La marcha en Caranavi: “Mil gracias, hermanos del TIPNIS, por unirnos a los bolivianos”

La Octava Marcha Indígena entró a la ciudad de Caranavi por la avenida Mariscal Santa Cruz, adonde se habían acercado cientos de vecinos para recibirlos con aplausos y alegría. Las y los 1100 indígenas que se dirigen a la ciudad de La Paz llegaron con polvo en los hombros, con las banderas que ya tomaron el color del camino y sus arcos, sus flechas. Nadie podía creer que el pueblo los tratara con tanta solidaridad, cuando en días anteriores algunas autoridades habían aconsejado a las y los marchistas “pasar en camión” para evitarse más agresiones, como las otorgadas por la Policía Nacional el 25 de septiembre pasado en Yucumo. “Agradecerles por el gran sacrificio que ustedes realizan por el presente y el futuro de los bolivianos. Comentarles que la situación tan preocupante que enfrenta nuestro país nos impulsó a manifestarnos cívicamente y expresar nuestro apoyo a la marcha; a ustedes, que la iniciaron por una buena causa. En estos momentos tan difíciles que enfrenta nuestro país, los bolivianos tenemos que estar más unidos y no dejarnos influenciar por declaraciones que nos quieren enfrentar entre bolivianos. Queremos manifestar a Bolivia y al mundo entero que los caranaveños queremos vivir en armonía con nuestros hermanos indígenas”, dijo en la plaza Bolívar Fanny Álvarez, organizadora del recibimiento.

Carrasco
La marcha indígena dejó la pequeña población de Carrasco a las seis de la mañana, luego de que las y los marchistas fueran despertados por la explosión de dos dinamitas, que activó al amanecer alguna mano anónima. Hasta Caranavi tenían 22 kilómetros, repletos de subidas y bajadas entre cerros verdes. Siguieron por el mismo camino estrecho, con una montaña empinada de un lado y un barranco hondísimo del otro. En este trayecto se mezclaron momentos de barro y de polvo, de lluvia, de sol y de viento, propios del clima yungueño.
Fernando Vargas Mosúa, presidente de la Subcentral de comunidades del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), iba contando chistes a dos hermanos al frente de la marcha, junto a la bandera del patujú, que lidera a todas y todos los marchistas. La octava marcha iba fuertemente custodiada por trabajadores de la prensa nacional e internacional, que hacían entrevistas a quienes caminaban o tomaban imágenes de apoyo.


Marcha Indígena: “Nosotros marchamos por la vida”
Las y los marchistas amanecieron humedecidos, luego de la lluvia torrencial que durante la noche inundó la mayoría de las carpas junto al río Caranavi. Luego de poner las pertenencias a secar y tomar el desayuno, los indígenas se reunieron en una cancha de futbol cinco con los senadores Gabriela Montaño y Adolfo Mendoza, del Movimiento Al Socialismo (MAS). Quienes dijeron que este partido político pretende suspender temporalmente las obras de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, mientras no se realice algún tipo de referéndum a una población indeterminada. La charla fue tomada con desengaño por los participantes de la octava marcha, porque el oficialismo ya presentó una propuesta de ley al Parlamento, redactada –como es costumbre en el gobierno de Evo Morales- sin consultar a los pueblos indígenas involucrados en el conflicto. Los caminantes exigieron que esta iniciativa sea retirada de consideración de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), para presentar en su lugar una versión elaborada por el MAS junto con los legisladores indígenas adheridos a la movilización, que está a 160 kilómetros de La Paz. Mañana a las seis, los indígenas tienen programado continuar su ascenso hacia esa ciudad.


Esta mañana llegó al campamento el azote de los marigüices. No perdonaron ningún trozo de piel que quedara al descubierto, aunque era difícil estar tapado en el calor hiperhúmedo del día, cuando reapareció el sol para evaporar fulminantemente a los charcos y remanentes de la tormenta. Estar con mucha ropa tampoco era garantía de protección, porque estos bichos tan perspicaces y diminutos se las arreglan para colarse entre los pliegues de la vestimenta para beber sangre marchista con toda comodidad. Para el mediodía ya se habían agotado en el campamento los repelentes de insectos en crema y aerosol.


Marcha Indígena: “Se siente que este país vive en una dictadura”
La Octava Marcha indígena sigue levantando polvo en su caminata hacia la ciudad de La Paz, adonde esperan estar el próximo fin de semana. Esta tarde llegaron a la comunidad de San Pedro, luego de andar más de ocho horas (31 kilómetros) desde la ciudad de Caranavi, donde la despedida a las y los marchistas fue tan cariñosa como su recibimiento. En cuanto al diálogo con el gobierno de Evo Morales “estamos como al principio. Desde el 15 de agosto no ha variado nada, más allá de los intentos de los ministros que han querido distraer a la columna de la marcha y han fracasado. A esto siguió el fracaso del 25 (de septiembre), cuando el Gobierno quiso deshacer a la marcha. Desde nuestro reagrupamiento vamos a paso firme para llegar a la ciudad de La Paz, porque este Gobierno tiene que entender que a título de ‘desarrollo’ no puede dejar al margen y atropellar los derechos de los pueblos indígenas”, dijo el tacana Adolfo Chávez Beyuma, presidente de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB).
A las cinco de la mañana empezaron a sonar los petardos y la música ruidosa para levantar a los 1200 marchistas, con el plan de dejar Caranavi a las seis. Hasta el campamento de los indígenas llegaron decenas de vecinos para despedir y desearles lo mejor en el camino y en la ciudad de La Paz. Cuando se dirigían hacia la avenida Mariscal Santa Cruz para irse, una movilidad con un parlante se puso adelante y convocó a los vecinos a despertarse, así veían alejarse a la marcha.
Un anciano abrazó a un trabajador de la prensa y le dijo “felicitamos a los hermanos del TIPNIS”. Cuando se le explicó que no se trataba de un marchista sino de un periodista, el señor exclamó “nosotros estamos con ellos”, y señalaba a la fila de indígenas que parecía interminable.
“¡Bravo hermanos!”, los aplaudía gente subida a los techos de las casas de Caranavi, muchas todavía en construcción. La octava marcha pasó el puente que lleva a Villa La Paz, último barrio antes ingresar al polvoriento paisaje verde de la carretera. Allí también los despidieron y, como buenos huéspedes, pidieron a los marchistas regresar cuando lo desearan.

Marcha Indígena: “O no la carretera o no Evo”

Este miércoles, la Octava Marcha Indígena prevé caminar 38 kilómetros por la carretera antigua a La Paz, porque en este trayecto (turísticamente conocido como “Ruta de la Muerte”) hace menos frío y hay más agua que en la moderna vía pavimentada. Ayer, las y los marchistas descansaron en Yolosita, porque miles de pies quedaron lastimados tras las últimas jornadas de más de 30 kilómetros. Durante todo el día se dedicaron a recibir las atenciones del cercano pueblo de Coroico, pródigo en donaciones. Y comenzaron a llegar los mallkus y las mama t’allas del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ), quienes el lunes habían llegado a La Paz procedentes de una marcha iniciada en Oruro también para protestar contra la carretera que el gobierno de Evo Morales pretende hacer pasar por el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), principal cuestionamiento de este movimiento de los 36 pueblos.


En la madrugada de ayer, el Movimiento Al Socialismo (MAS) cometió otro error al aprobar en la Cámara de Diputados una ley corta para realizar a los indígenas del TIPNIS una consulta “previa” -que en honor a la verdad sería posterior- y así saber si se quiere o no la carretera de los sueños del Presidente. Ahora este proyecto de normativa se encuentra en la Cámara de Senadores, a la espera de su tratamiento.


Marcha Indígena: “Nuestro país está ahorita consciente”

La Octava Marcha Indígena llegó a la comunidad de Pongo, a 37 kilómetros de la plaza Murillo, donde esperan encontrarse con el presidente Evo Morales para aclarar varios temas, como aseguraron las y los marchistas. Hoy recorrieron uno de los tramos más difíciles de los últimos dos meses, con mucho viento frío y una lluvia que acompañó cada paso de los 2600 hombres y mujeres. Apenas se mostró el sol cuando entraron al campamento, luego del mediodía. Estarán en la ciudad de La Paz posiblemente este miércoles, cuando exigirán al Gobierno nacional respeto a los territorios y a los derechos de los 36 pueblos indígenas de Bolivia.

 “Buenos días a la población boliviana, a la población paceña, agradecerles por este gran apoyo, esta gran solidaridad. Decirles que la marcha salió a las ocho de la mañana desde Chuspipata, con destino a la localidad de Pongo, donde vamos a armar nuestro campamento. Estamos caminando a pesar de las inclemencias del tiempo, eso no nos ha parado. Ayer nos ha parado el auto de buen gobierno y hoy hemos empezado a caminar. Queremos decirle al pueblo paceño que nos acercamos a la sede de Gobierno, donde creemos que el Gobierno nos está esperando”, dijo Fernando Vargas Mosúa, presidente de la Subcentral de comunidades del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).


La marcha indígena entra hoy a la ciudad de La Paz
La Octava Marcha Indígena llegó ayer a Urujara, a la entrada de la ciudad de La Paz, donde fueron recibidos por cientos de ciudadanos. Hoy caminarán 12 kilómetros hasta la plaza San Francisco, donde participarán de una ceremonia religiosa. Realizarán este trayecto acompañados por miles de personas. Luego podrían asistir al diálogo “directo” con el presidente Evo Morales, como dice en una carta firmada por el ministro de la Presidencia, Carlos Romero. Las y los 3000 marchistas esperan entrar a la plaza Murillo, donde se encuentra el Palacio Quemado, aunque desde el Ministerio de Gobierno informaron que aún no tomaron una decisión sobre este tema. “Entramos a la plaza Murillo para que podamos encontrarnos con el Presidente y aclarar los temas. Como marcha estamos pidiendo el cumplimiento de la Constitución Política del Estado, el respeto a los pueblos indígenas originarios, el respeto a la tierra y territorio. Y también será el momento de aclarar todas las acusaciones que nos hizo el Gobierno durante la marcha”, dijo tata Walberto Baraona, mallku de Medio Ambiente del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ).
“Tiene que ser coherente el Evo Morales, porque él dijo ‘yo voy a esperar aquí en La Paz, en la sede de Gobierno’, que está en la plaza Murillo. Si él no nos dejara entrar a la plaza Murillo nos estaría discriminando. Si hemos venido hasta aquí luego de caminar más de 60 días, ha sido porque el Gobierno nacional no ha dado solución a nuestras demandas”, dijo Baraona.













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