Respuesta de Juan Dal Maso (integrante del Comité Editorial de la revista Lucha de Clases y miembro del Partido de los Trabajadores Socialista) al artículo "La izquierda ante el desafío electoral".
Con cierto retraso temporal me llegó el último número de la Revista Sudestada. Los muchachos cumplieron con la edición de Julio de este año los cien números. Desde ya ¡felicitaciones por la continuidad! Me interesa comentar un poco la polémica que la revista realiza con el FIT en la sección Debate titulada "La izquierda ante el desafío electoral".
Comienzo sintetizando los argumentos, para después desarrollar un poco algunos detalles. El debate que plantea Sudestada es el siguiente: la izquierda argentina enfrenta "una de sus peores crisis" en un escenario mundial convulsionado que da nueva vigencia al marxismo, no fue alternativa a la crisis del 2001 y después de eso continuó con sus prácticas sectarias, que llevaron a derrotas como la de la lucha del Casino Flotante y ahora el PO, el PTS e IS se unen en el FIT, que es un acuerdo oportunista y no un "proyecto estratégico unitario a largo plazo". Una izquierda verdaderamente revolucionaria surgirá de la lucha contra este sectarismo incurable.
El artículo reproduce tantos lugares comunes contra la izquierda trotskista, que es imposible discutirlos todos. Sin embargo creo importante señalar algunos elementos, incluso para ver si se puede hacer un debate más centrado en las posiciones que realmente sostenemos y no en la caricatura de ellas.
En primer lugar, si bien en ambos artículos que componen la sección se menciona el "desprecio por las minorías" y la "proscripción" de la ley electoral del gobierno nacional, no tiene ninguna jerarquía la necesidad de enfrentar esta política proscriptiva. Para los muchachos de Sudestada, los partidos que integramos el FIT, aparentemente merecemos desaparecer de la superestructura política por ser sectas que se detestan (para fundamentar lo cual dedican un artículo entero a ciertas discusiones entre el PTS y el PO sobre el ferrocarril Roca) al punto de que no llaman a enfrentar activamente la proscripción, sin lo cual es difícil debatir sobre las limitaciones y alcances del FIT. En esto, se ubican muy por detrás de los apoyos críticos que ha recibido el FIT y que en nuestro caso han sido más que bienvenidos, más allá de que demos los debates políticos que consideramos necesarios. Es más, los muchachos están claramente por detrás de posiciones como la de Ariel Petruccelli, a quien no se puede acusar de excesiva simpatía con los partidos que componen el FIT, pero considera central el problema de la proscripción y desde ahí llama a votar al FIT.
En segundo lugar, no está claro por qué la izquierda estaría ante una de sus peores crisis. Si es por la posibilidad de ser proscriptos, se aplica lo dicho más arriba. Si es por otro motivo, no se explicita para nada en el artículo.
Ligado a esto, los autores parecen tocar de oído en lo que respecta al trabajo de base de la izquierda trotskista ¿Qué opinan del trabajo de la izquierda en Zona Norte del GBA, donde tiene peso en importantes comisiones internas, empezando por la de Kraft-Terrabusi? ¿Qué opinan del trabajo de la izquierda en Zanon y el aporte que hizo la presencia de los candidatos ceramistas a la campaña del FIT en Neuquén? No se sabe ¿Qué opinan del periódico Nuestra Lucha impulsado por los referentes del sindicalismo de base? Tampoco se sabe.
En tercer lugar, presentan un "balance" de los "fracasos" del trotskismo, que bien podría suscribir Hugo Moyano. Así como respecto de la experiencia de Brukman, Sudestada repite los argumentos del Dr. Caro y los krichneristas, los muchachos retoman la cantinela contra la izquierda trotskista respecto del balance de la lucha del Casino Flotante. Copian una cita de Alejandro Belkin, en la cual se dice que la derrota de la lucha del Casino Flotante fue porque el PO y el PTS "tienen prohibida la palabra 'negociación'. La consideran una mala palabra" y que por eso la lucha fue derrotada y "Para trazar un cuadro de situación más completo, tendríamos que agregar que las conquistas y la organización han sido destruidas."
Una superficialidad brutal, porque por ejemplo en ese "cuadro de situación" falta que el gobierno de Cristina Kirchner había ganado con el 46% de los votos, en medio de un conformismo social enorme, los grandes medios de comunicación avalaban la represión brutal que los trabajadores tuvieron que enfrentar en reiteradas ocasiones, junto al carneraje de la burocracia de seis gremios que se pusieron a disposición de la patronal de Cristóbal López, entre otros pequeños detalles.
La lucha fue derrotada, principalmente porque no se logró torcer la relación de fuerzas en un contexto muy desfavorable. Seguramente es más fácil copiar y pegar la posición del Beto Pianelli, pero eso no resuelve la falta de seriedad del apurado balance. Además no sé de dónde sacaron eso de que para nosotros la palabra negociación es "mala palabra". ¿No están enterados de que intervenimos en la paritaria de la Alimentación, en la cual el año pasado impusimos el 35% de aumento?
Por último, pero no menos importante, en aras de trazar una caricatura de la izquierda que se adecue a los fines polémicos, los muchachos citan parcialmente un post en el cual intento dialogar con una intervención de Eduardo Gruner, en el cual planteo que las condiciones de posibilidad de una estrategia de toma del poder por la clase trabajadora se basan en que el autonomismo y el reformismo no han sido alternativa al modelo clásico de revolución. Dicen que doy una "clase de antimarxismo" y que "lo que no menciona es cómo tomar el poder, pero suponemos que sería votando al FIT". Muchachos, en vez de "suponer" sugiero leer entero el post que no leyeron completo o deliberadamente lo recortaron para simplificarse el laburo. Apenas un línea más abajo del párrafo citado por ustedes, dice lo siguiente:
"Queda entonces discutir la estrategia de toma del poder por la clase trabajadora y las condiciones para su vigencia.
En la actualidad la vigencia de una estrategia de toma del poder por la clase trabajadora, incluye la reflexión sobre temas que son propios de la época que transitamos:
-El mundo actual es mucho más urbano que el de las revoluciones del Siglo XX. Esto hace que los asalariados tengan mucho más peso numérico y social. Por ejemplo, por tomar el caso de Argentina tengamos en cuenta los problemas que genera en la maquinaria capitalista un paro del subte en Buenos Aires o de los ferrocarriles que comunican la CABA con el GBA.
-Para constituir una alianza social que permita vencer al enemigo, la clase trabajadora cuenta con los pobres de las grandes barriadas populares (muchos de ellos aunque son asalariados no se reconocen como trabajadores en razón de su situación absolutamente precaria), que crecieron exponencialmente durante las últimas décadas. Es un desafío establecer una relación con este sector, que ha quedado por fuera de la mieles del “crecimiento” kirchnerista. La experiencia de Soldati mostró la importancia que tiene este sector para el “partido del orden”. La movilización que realizaron los referentes del sindicalismo de base en su apoyo mostró en un pequeño ejemplo lo unidad que hay que construir. Esta es una lucha muy dura contra la burocracia sindical y a veces, en segundo plano, contra la propia base de los trabajadores que tienen algunas conquistas y ven en el hermano pobre, sin techo o inmigrante la foto de lo que no quieren volver a ser. Desde ya que están también las capas medias urbanas, pero la necesidad de lograr su apoyo es algo que está más conversado.
-Los bajos niveles de violencia en la lucha de clases actual dificultan la comprensión de que la burguesía defiende sus posiciones conquistadas mediante una guerra de clase solapada contra los trabajadores y el pueblo. En este sentido, el trecho a recorrer es largo y requiere de una combinación de formas varias de lucha social, política, sindical e incluso militar. Hay un primer paso inevitable que requiere la comprensión de que la lucha sindical no alcanza y que es necesaria la lucha política. Pero la lucha política plantea el enfrentamiento contra el estado y por ende la cuestión político-militar. Ligar la definición del carácter de clase del Estado junto con la de que transitamos las luchas como escuelas de guerra en la perspectiva de una guerra de clases, lejos de cualquier deriva militarista, debería permitir profundizar la perspectiva estratégica de las luchas políticas que tenemos planteadas.
-Lo anterior plantea necesariamente qué tipo de práctica desarrolla la izquierda trotskista en el movimiento obrero, la juventud, incluso entre la propia intelectualidad. La práctica de las organizaciones revolucionarias, tendientes a constituir a la clase trabajadora como sujeto revolucionario con capacidad de acaudillar a millones de oprimidos/as, debe incorporar desde sus niveles más elementales cuestiones centrales para la constitución de un estado de transición o (como se dice ahora) poscapitalista, empezando por el desarrollo de las instancias de organización de base, la práctica de la libertad de tendencias en las organizaciones de masas que permite elevar los niveles de discusión política, la revocabilidad de los delegados y el funcionamiento a través de mandatos, la rotación de los dirigentes para que vuelvan a trabajar y se prueben nuevos cuadros obreros/as como se hace en el Sindicato Ceramista neuquino, el aliento al debate ideológico y la elaboración teórica, por poner algunos ejemplos claves. Pero de conjunto, la ideología y la práctica política tienen que tener una orientación estratégica, es decir apuntar en lo cotidiano a expresar la estrategia por la que luchamos."
Ojo, no considero que nada de esto sea un descubrimiento brillante, ni nada por el estilo. Es solamente un estado de la cuestión para encarar el debate estratégico que después continuamos en estos tres posts de mi blog y en este de Fernando Rosso. Pero de esto no dicen nada de nada y nos atribuyen una posición de la cual somos declarados enemigos.
En suma, eludiendo tanto las discusiones de la coyuntura política (proscripción) como el trabajo real de la izquierda en el movimiento obrero (también en la intelectualidad, porque no mencionan el espacio de debate sin ningún sectarismo que abrimos a través del blog del IPS) y los debates estratégicos, los muchachos llaman a asumir que no hay una alternativa de clase y que una nueva izquierda verdaderamente revolucionaria surgirá de las ruinas de la caricatura trazada por ellos mismos de los grupos actualmente existentes.
¡Una curiosa "clase de marxismo"!
Juan Dal Maso
http://losgalosdeasterix.blogspot.com/
(Julio 2011)
1 comentario:
El marxismo no necesita de lecciones ni siquiera ya de interpretaciones. El marxismo necesita de marxistas. Ese es el problema. Sudestada intenta aportar un espacio donde se incite al pensamiento que siempre es acción. Creo que Juan Dal Maso apunta al obispo y le pega al campanario.
Ballesta
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