Entrevista completa con el Nuevo MAS (NM)




“El FIT no funcionó como fuerza política para actuar en la lucha de clases, al contrario, fue una traba”, aseguran Aldana y Heberling, miembros de la dirección del NM.

Por Hugo Montero y Martín Azcurra


Héctor Chino Heberling y Ernesto Aldana integran la dirección del MAS, o mejor dicho del Nuevo MAS (NM), como ellos le llaman a partir de la renovación que tuvo lugar a mediados de los 90, luego de la escisión de grupos como el PTS (1988) y el MST (1992). No creen en una unidad ficticia pero entienden que la lucha electoral no deja de ser algo importante. En las elecciones de 2001 el NM se unió con Partido Obrero (PO), en 2005 con el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), y en 2009 con el PTS e Izquierda Socialista (IS). En 2011 y este año también, intentó hacer causa común con todos ellos para integrar el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), pero fue segregado por causas que todavía no terminan de entenderse.

-¿El Kirchnerismo cerró la crisis política de la década pasada?

Chino Heberling:- Cuando el kirchnerismo llega al gobierno, formalmente ya estaban las 4 medidas económicas tomadas: el default de la deuda con Rodríguez Saa, la super devaluación, las retenciones y la universalización de los planes sociales. Le permiten arrancar desde el punto de vista económico. Políticamente, lo que le da salida a la situación, fracasado el intento represivo de Duhalde en el Puente Pueyrredón porque se le da vuelta, una de las más sangrientas en “democracia”, es el llamado a elecciones. Una de las lecciones de esta década es que son muy normales las rebeliones populares pero cuesta que se transformen en revoluciones sociales, justamente por el momento que está viviendo el mundo. Por ejemplo, la gran rebelión popular en Egipto la lograron contener con elecciones. Las primeras rebeliones populares de esta nueva década sucedieron en Latinoamérica: el Argentinazo, el Octubre boliviano en 2003, Ecuador, y la rebelión contra el golpe de Venezuela en 2002 y el contra lockaut de los trabajadores petroleros de PDVSA. Lo vemos como un mismo proceso.
Entonces, con el tema económico encaminado, la gente vota. Nosotros fuimos de las pocas organizaciones que llamamos a no votar, porque era una manera de convalidar la reabsorción, por la vía electoral, de un proceso que caracterizamos revolucionario, teniendo en cuenta las limitaciones que tenía, pero viendo las potencialidades de una movilización que tumbó a un gobierno y que cambió el “rumbo” del país.
Después, el kirchnerismo es pragmático. Nosotros no lo vemos dentro de una corriente ideológica. Aunque da batallas ideológicas, pero simplemente para fortalecer su posición política. Una de las primeras banderas que toma, la de los derechos humanos, dando el visto bueno para que se deroguen las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, la Amnistía, abriendo la posibilidad de los juicios, bajar los cuadros de los generales, etc., es de alguna manera una pose porque nunca dieron una pelea por los derechos humanos. Eso y algunas medidas más, la Corte Suprema, la propaganda contra el pago de la deuda, y un montón de cosas que fueron desarrollando, les dio la fortaleza política para estabilizar su gobierno.
Por otro lado, esas medidas económicas tomadas por otros y la continuidad que evidenció el ministro de Economía Lavagna, se dio en un marco económico mundial donde la economía China arrastraba a los países llamados “emergentes”, para nosotros “semicoloniales”, Brasil también nos arrastraba, con la especificidad de que las commodities de Argentina estaban en alza. Ese pragmatismo lo que hace es volver a girar la rueda, el famoso círculo virtuoso, produjo un reanimamiento de la economía, se volvió a invertir, hay trabajo. Y la gran conquista, entre comillas “indirecta”, del Argentinazo, fue que el país no cayó en un cataclismo social, sino que se dirigió hacia una recuperación de la economía, obviamente en los términos capitalistas. De todas formas, los planes sociales, de ser en un primer momento una conquista, después se transformaron en otra cosa que tiene que ver con el manejo que hizo el kirchnerismo que produjo una cooptación de sectores de los movimientos. Por eso nosotros en ese momento peleábamos por trabajo.
La novedad del proceso, y que nosotros vemos como muy positivo, es que hoy tenemos una nueva clase obrera. Entraron a trabajar entre 4 y 5 millones de jóvenes, una juventud que no arrastra la mochila de las generaciones pasadas que han tenido derrotas y sinsabores, que les pesa mucho a los luchadores. A partir de ahí se dio otro proceso, que nosotros vemos como la niña de nuestros ojos, que es un proceso de recomposición del movimiento obrero, el que está organizado. Esos nuevos puestos de trabajo también trajo un fortalecimiento de la burocracia, que es una realidad, fue uno de los grandes garantes del capitalismo en Argentina, no solamente en el proceso de la hiperdesocupación, donde traicionó todo, sino también en el momento crítico de la pelea contra De la Rúa, y estoy hablando de las dos variantes que había en esa época: CGT y CTA. El beneficio que tuvieron fueron los miles y miles de afiliados pero también ingresos por obras sociales y otros negocios, como lo hemos visto en el caso de Pedraza con sus empresas. La astucia de la historia es que esa gran lucha que dieron los movimientos de desocupados tuvo una característica muy importante, y es que cuando nacieron fueron independientes de los aparatos, tanto de las organizaciones tradicionales como las sindicales, y las políticas. De ahí la gran progresividad que tenían y el gran espíritu de lucha. Esa independencia de alguna manera deviene en los nuevos millones de trabajadores jóvenes, en que empieza a resultar su organización, un recomienzo histórico, en el sentido de que no tienen experiencia. Y surgen muchas muestras de independencia ante la burocracia, que la enfrentan y consiguen posiciones, y lo más novedoso es que se mantienen las posiciones, cosa que es difícil. Por ejemplo, uno de los sectores que se destaparon en la época de crisis, las fábricas recuperadas, la mayoría han quedado estancadas en el estilo cooperativista, de algún modo políticamente han sido absorbidas por la nueva situación política de relativa estabilidad capitalista. Lo más revolucionario estratégicamente son esas comisiones internas, cuerpos de delegados, seccionales, agrupaciones y activistas sueltos que están diseminados a lo largo y a lo ancho del país. Ahora hay que politizar a esa camada, ese es el objetivo del partido. 

-¿Consideran que la izquierda en este tiempo no supo articular un discurso alternativo?

CH:-Ahí hay un lío evidente y es que el kirchnerismo nos robó las banderas. Se hace un poco difícil llegar a las masas. La izquierda en general, y los partidos provenientes del trotskismo, es de vanguardia. En la vanguardia nosotros batallamos, y nuestro discurso era entendido, quizás no compartido. En esa vanguardia están los sectores que hoy son kirchneristas y antes no lo eran, y que creyeron en el doble discurso del gobierno. A nivel de las masas el kirchnerismo es el que lleva las de ganar. No se saca la conclusión de que eso que “dio el kirchnerismo” es producto de años y años de trabajo, esfuerzo, militancia, lucha, pelea, movilización de todos los sectores de derechos humanos, partidos de izquierda, personalidades, que estuvieron batallando durante muchos años. Para las grandes masas, la película empieza cuando Néstor baja el cuadro. Porque ahí está el aparato publicitario que te lo pone en los ojos de millones de personas.

Ernesto Aldana:- La izquierda que nosotros representamos tendrá influencia de masas cuando haya procesos históricos distintos a los que se han dado en los últimos tiempos, en el cual grandes sectores de trabajadores y del pueblo pobre salgan a pelear con organismos propios, con su consciencia y sus partidos, en situaciones totalmente distintas. La rebelión del 2001 se podría haber dado de otra manera, pero nosotros decimos que fue popular por la falta del movimiento obrero, sus organismos, los trabajadores y su consciencia, partidos, para poder dar esa pelea mucho más allá. Pero la salida fue electoral, como propuesta “si no te gusta, cada dos años podés votar y cambiar”.

CH:-  El Nuevo MAS y la corriente Socialismo y Barbarie, son una experiencia que viene del tronco trotskista pero pasadas por el sedal de una gran derrota: la caída del muro y todo el proceso de desaparición del “socialismo” real, que para nosotros no fue socialismo, y el balance de las experiencias revolucionarias del siglo XX que terminaron mal, la restauración del capitalismo y la desaparición de la consciencia socialista y comunista de millones de trabajadores, de la falta de alternativas, y eso ante una nueva realidad mundial en la que el capitalismo entra en una crisis, que pareciera una más de sus crisis cíclicas, pero que en realidad es algo más, es la más importante de los últimos 80 años, después de la crisis del 29. Esto ha producido en algunos lugares rebeliones y en otros reactivación de las luchas en el movimiento obrero europeo. Por eso nosotros lo vemos como un recomienzo histórico, en el que el movimiento obrero tiene que hacer su experiencia con la democracia, con las elecciones, con las organizaciones sindicales. Justamente, ese movimiento obrero tan ausente en las revoluciones de postguerra, ahora está teniendo más centralidad y se lo está viendo más en la calle.
Desde el Nuevo MAS reivindicamos más sectores que el trotskismo, un continente más grande que sería el marxismo revolucionario, en el que hay más espadas que la de Trotsky, reivindicamos lógicamente a Lenin, Rosa de Luxemburgo, Engels y un montón de otros grandes revolucionarios. Y no somos dogmáticos, agarramos los libros que se escribieron hace tantos años y los tomamos como una guía para la acción, la experiencia concreta en los procesos concretos es la que nos va dando nuestra orientación política. Pero siempre apostar a la autodeterminación de la clase obrera peleando con todas nuestras fuerzas para poner de nuevo en el tapete, a la palestra mundial, la alternativa socialista revolucionaria.


EA:- La mayor responsabilidad que tiene la izquierda en Argentina es que hay un sector que dejó de ser marxista, los sectores socialdemócratas y autonomistas, que por más que reivindiquen un nuevo marxismo o marxismo del siglo XXI, han renegado del marxismo, en un momento en que parecía que el fin de la historia había llegado, pero después vino el 2001 y esta primera década del siglo XXI, que dio vuelta toda la década del 90, y volvió las cosas casi a la normalidad, donde la contradicción central sigue siendo capital/trabajo y el sujeto social, aunque existen otros, sigue siendo el movimiento obrero, y dentro de ellos el industrial. Que se pueden construir nuevos relatos, porque el que está en crisis es el capitalismo, pero que no va a caer solo porque no hay otro relato que lo derrote que para nosotros es el socialismo, que hay heroicidad, en la construcción de los partidos y la militancia revolucionaria.
Pero aún dentro de la izquierda revolucionaria también existen errores, que es continuar como si nada hubiese pasado. Se cayó el Muro de Berlín y pareciera que nada pasó en la historia, y una de las pocas cosas que coincidimos con Eric Hobsbawm, lo del siglo corto entre 1917 a 1990, es decir desde la revolución rusa a la caída del estalinismo, algunas conclusiones tenemos que sacar. Entendemos que el marxismo es algo vivo, no algo dogmático como creen algunos sectores, que ven lo del campo y buscan si Trotsky o Moreno dijeron algo y traerlo mecánicamente. No han hecho ni la más mínima crítica sobre por qué sucedió lo que sucedió; y por qué eso que comenzó como una revolución socialista, un Estado obrero en transición al socialismo, que para nosotros a fines de la década del 30 principios del 40 deja de ser tal –que es una de las cosas que ponemos en debate al conjunto del marxismo y el trotskismo- para pasar a ser otra cosa, un Estado burocrático; y el análisis de todas las revoluciones de la Segunda Guerra Mundial. Todas estas cosas parecen muy generales y abstractas pero tienen que ver después con la vida cotidiana, en la cual planteamos que el gran problema que tuvo la humanidad, es que hubo una cosa común a todas esas revoluciones que fueron democráticas, campesinas, con partidos ejércitos, etc. pero hubo una cosa que estuvo ausente en todas que fue el movimiento obrero como sujeto de ese proceso. Hoy siguen el mismo camino como si nada hubiera pasado, nada es distinto a lo que fue cien años atrás, todo se responde de la misma manera y lo único que hacen es ir del oportunismo al sectarismo según las circunstancias y no aportan nada a lo que sucede en la realidad en los distintos aspectos que tienen que ver con la política cotidiana.
Hoy están los caceroleros y los tres integrantes del FIT tienen tres posiciones distintas. La Izquierda Socialista es casi cacerolera, va a volantear y casi saca las banderas. El PO diciendo asambleas populares para ir a cacerolear en los barrios. Y el PTS me abstengo, no digo nada. Y del “ni ni” de 2008 (“ni gobierno ni oposición patronal”), que lo sosteníamos con mucha fuerza, los únicos que lo seguimos sosteniendo políticamente somos nosotros. La gran responsabilidad de la izquierda en este proceso histórico que fue el Argentinazo en adelante, es no haber logrado avanzar de conjunto en influir en sectores importantes de la clase obrera para pelear políticamente por la independencia de clase. Es lo nuevo y distinto de una posibilidad histórica que se da una vez cada 30 años. El proceso político de los 60 y 70, que tuvo que ser quebrado por una dictadura sangrienta, peleaba por una transformación radical, desde distintos lugares y sin entrar en polémicas, desde el socialismo nacional de Montoneros hasta el socialismo revolucionario. Ese proceso no se da cada 5 años. Hoy estamos en un proceso de recomposición del movimiento obrero, no sólo en Argentina, es mundial. La participación en ese proceso para pelear por la independencia política, la izquierda la dejó de lado. Algunos por sindicalistas, el PTS, son nada más que nuevos delegados o nuevas comisiones internas, no es la posibilidad de la pelea por la independencia política. Para otros es nada más la posibilidad de sacar nuevos diputados o concejales. Y lo que está en juego hoy es la reivindicación de volver a los orígenes, a Marx, al manifiesto, a la frase “la liberación de los trabajadores será obra de ellos mismos o no será”, eso que tiene una profundidad enorme es olvidado por la mayoría de los revolucionarios marxistas en Argentina. Y hablamos del Partido siendo parte de la clase obrera, dentro de sus organismos dando la pelea, como parte de una teoría de la revolución distinta a la que es común en la izquierda argentina: donde la clase obrera va por un lado y el partido por otro, hasta que un día se juntan, uno hace el trabajo manual y el otro el trabajo intelectual. Nosotros lo vemos como un todo.
Hay quienes intentan explicar desde lo teórico que ese proceso histórico no existe, que hoy no hay posibilidad de revolución, que estamos en una época de reforma, y por eso se adapta a lo que es el régimen democrático burgués y dentro de él hacer hasta donde se pueda. Nosotros decimos que hay que pelear por lo real, por la independencia política de los trabajadores. Sabemos que no está cerca ni a la vuelta de la esquina, pero es una construcción, y que el proceso político que hoy existe va en ese sentido.


-¿Por qué el FIT desde su nacimiento en 2011 rechaza la integración del Nuevo MAS?

CH:- Antes que nada, para nosotros las elecciones son importantes pero no dejan de ser una cuestión táctica, secundaria. Es un momento donde un partido revolucionario se puede visualizar ante las masas. Es utilizar todos los resquicios que te da esta democracia de los ricos en beneficio de la causa revolucionaria. Yendo al terreno de las alianzas, debemos ser una de las organizaciones que más alianza hemos hecho desde el punto de vista electoral: con el PO en 2001, con el PTS en 2005, después con el PTS e IS y lo repetimos en 2009. Siempre hubo discusiones, sobre todo con el PO, a veces con el MST, aunque a éste lo consideramos casi fuera de la izquierda, por su alianza con el campo y ahora con Lilita Carrió, da un poco de vergüenza ajena. Después vino el tema de la reforma electoral de 2011, con toda la cosa restrictiva, proscriptiva, de superar el piso de 1,5% en las primarias de agosto para llegar al “partido bueno” en octubre, a la elección “de verdad”. La ley misma reforma todos los requisitos para ser partido legal, pero uno no se hace legal solamente para las elecciones, sino para tener una cobertura democrática y todo lo que se pueda arrancarle al régimen, que nadie te lo regaló, eso lo ganó la lucha obrera y popular histórica en Argentina contra los golpes militares que siempre proscribían a los partidos populares y a la izquierda en particular. En ese momento, nos parecía que lo primero que había que hacer era una furibunda campaña política contra el gobierno kirchnerista por esa ley proscriptiva –después conseguimos la legalidad con una fuerte campaña de afiliación-. El resto de los partidos decía “juntémonos y pasemos el 1,5%”. No nos pusimos de acuerdo y después empezaron a tallar otras diferencias, que no estuvieron en la charla, como el típico aparatismo de algunos partidos que exageraban su proporción y quieren imponer relaciones de fuerza que no existen en la realidad, amparados en la supuesta legalidad de ciertos distritos, donde nosotros no teníamos la legalidad porque la habíamos perdido, pero eso fue cruzado entre ellos mismos también, por ejemplo en Neuquén el único que tenía legalidad era IS. A nosotros nos pasaron mayor factura porque en ese momento no teníamos las legalidades en orden, pero después las tuvimos, por eso nos pudimos presentar a elecciones. El problema fundamental fueron diferencias políticas sobre el tipo de campaña que había que hacer. Ellos obviaron completamente eso en el primer tramo, en las primarias. Y en el segundo tramo se agudizó otra diferencia política, sobre la campaña más general, que era la crítica al gobierno nacional. El FIT no criticó al gobierno nacional, no lo nombraron en toda su propaganda, lindante con el oportunismo. Está bien, es una campaña por la positiva, nosotros tampoco somos sectarios empedernidos, hay que saber utilizarlo, etc., pero ¿sin nombrarlo en ningún momento? Decían: “Nos proscriben”, pero no decían quién. No hace falta putear a Cristina, lo podés hacer con altura, con la crítica política correcta, pero lo tenés que decir.


EA:- Terminaron utilizando de forma oportunista los elementos que nosotros habíamos planteado. Nosotros somos los encargados por el Ejecutivo del Partido de ir a las reuniones. Hicimos una ronda en marzo con los tres partidos para plantearles seriamente la intención del NM de discutir nuestra integración al FIT, porque más allá de las diferencias políticas, lo consideramos un frente con independencia de clase. Ya que uno de los elementos que habían utilizado para ponernos condiciones casi vergonzantes para que no aceptáramos. Porque hicieron circular versiones de que el NM no quiso porque exigía candidaturas que no merecíamos. Había 18 candidaturas entre presidente, vice y las cuatro provincias en las que había acuerdo, que eran Capital, Provincia de Buenos Aires, Córdoba y Neuquén. Nosotros pedíamos una. Pero no se nos quiso dar, ni ser parte en la rotación de los cargos, ni la plata que se repartía en forma pareja a nosotros no nos tocaba… Nuestro planteo no era nada exagerado, sino la posibilidad de hacer política en una campaña electoral teniendo un candidato. Eso fue en 2011. Nos levantamos y nos fuimos porque no nos daban esa posibilidad.
Ahora tenemos la legalidad en Capital, Buenos Aires, posiblemente la tengamos en Córdoba, seguramente en Neuquén, está en trámite la de Río Negro. Saldado eso, tampoco hay interés de ninguno de los integrantes, por distintos motivos, de que seamos parte del FIT. Nosotros tenemos una explicación política, y es que el NM está muy a la izquierda del FIT, nosotros lo dijimos: queremos ser parte del FIT para ver si puede no seguir un derrotero tan oportunista o porotero. En la campaña anterior, primero hubo 14 puntos luego 24, en ninguno de ellos dice nada de la proscriptiva ley electoral, después se puso de moda, ahora con la ley de la Magistratura se va a poner mucho más de moda, porque para tener candidatos tenés que tener legalidad en 18 distritos de los 24, condición que hoy lo cumplen solo dos partidos: el PJ y la UCR. Pero la UCR no lo va a poder utilizar porque si hacés un frente lo perdés, lo tenés que utilizar si lo hacés en tu nombre, entonces el único que puede presentar candidatos en la Magistratura es el PJ. Esa es la ley y todos los días nos encontramos con cosas nuevas. Sin defenderlo a De Narváez, que quede claro, no lo dejan hacer propaganda. Masa presentó un pedido de amparo. Sobre eso el FIT sigue sin decir nada. Dice cosas peores. El PTS en su congreso, que lo hizo hace pocos días, planteó hacer primarias abiertas con el PO para ver quién es el primer candidato. Y se dicen partidos revolucionarios. Son todos acuerdos entre organizaciones en los que cada uno respeta a las otras en cuanto tamaño porque todos sabemos y el NM no va a exigir el primer candidato. Pero de eso a decirnos “a vos te toca barrer el piso y servirnos el café” hay una diferencia abismal. Y la campaña del FIT no habla del gobierno. Y nos da la impresión que esta campaña, posiblemente, sí hable mucho del gobierno pero hable poco de la oposición patronal. El “ni ni” nos parece que va a estar bastante ausente. Nosotros se lo planteamos con claridad: queremos ser parte del FIT y ¿qué le podemos aportar? Una posición más clasista y más izquierda. Que se reubique en una posición distinta de enfrentamiento al gobierno y la oposición patronal y de denuncia a esta ley electoral proscriptiva. Es una polémica que está. Nosotros volvimos a hacer un intento, nos contestaron con omisión, porque ni nos contestaron. Todos dijeron sí pero hacen un llamado desde Luis Zamora, la ruptura del PCR y casi Marea Popular, menos al NM. Incluso en algún momento a sectores que no estaban de acuerdo con la derechización de Libres del Sur, que también tuvo su ruptura en Chaco y otros lugares. Nosotros estamos a favor de las peleas tendenciales, siempre con fraternidad. Pero no vemos ninguna fraternidad en este debate. Pareciera que están viendo cómo hacer para que esta organización, al no ser parte, desaparezca del mapa.

-¿Cómo les pareció el desempeño del FIT, como frente político, durante los últimos dos años, teniendo en cuenta sus peleas internas que tuvieron su expresión máxima en las elecciones del Roca?

CH- El FIT como fuerza política para actuar en la lucha de clases no funcionó. Ese es un balance objetivo, al contrario, fue una traba, porque generó confusión, generó división, generó rechazo. Lo peor que se dio fue la pelea que hubo entre los tres sectores en las elecciones del Ferrocarril. Pero se agrava más teniendo en cuenta que se venía de una circunstancia previa que fue el conflicto de los terciarizados que condujo al asesinato de Mariano Ferreyra por parte de la burocracia. Después, que es una característica de la época, la represión generó una reacción democrática y que el gobierno tuviera que retroceder entregando esa conquista que fue el pase a planta de los trabajadores. No fue por la gran lucha de los terciarizados, sino más bien producto del desastre, el cimbronazo político que le creó al gobierno el asesinato de Mariano. Después de ese “triunfo”, y con la Lista Verde debilitada por su máxima jerarquía presa, también una cosa histórica, se vienen las elecciones, con la expectativa de que… no digamos que se podía ganarle a la burocracia, sino por lo menos construir una corriente clasista dentro del Ferrocarril Roca que le disputara. Nada de eso ocurrió. (El PO y el PTS) fueron en listas separadas, enfrentadas. Ahí vemos que IS tuvo responsabilidad porque desde el Sarmiento tendría que haber tenido una actitud más dirigente y de organizar a toda la oposición, pero ahí están las peleas entre ellos también, que es por no reconocer que la Lista Bordó dirige un Ferrocarril. En el Sarmiento el PO y el MST presentaron lista contra el Pollo Sobrero (IS). Todas esas peleas intestinas, muy de aparato, produjeron un bochorno en el Roca, porque la burocracia se legitimó, así de simple, ganó ampliamente, y la izquierda con un resultado que fue parecido al anterior, que habían obtenido juntos. Se retrocedió.
Estas tres fuerzas no tienen acuerdo político en muchos aspectos de la lucha de clases, como en el tema de los cacerolazos; el año pasado cuando fue el conflicto de gendarmes y prefectos tampoco; el PO que hizo un acto en contra del Memorandum al mismo tiempo que la AMIA, cerca del sionismo; el PTS en La Plata negándose a movilizar después de las inundaciones… Después viene el tema electoral sin saldarse las diferencias sino que se ponen debajo de la alfombra y “vamos para adelante”, y nos desayunamos el otro día en La Nación que Jorge Altamira dice “tenemos el 5% de los votos y vamos por más”. Aunque todavía no tienen acuerdo por las candidaturas. Ellos estiman que donde mejor les va a ir es en Capital, por eso pensamos que van a hablar poco de la oposición patronal y los cacerolazos. El PO dice que ya tiene un local en Recoleta… muchos trabajadores no hay ahí, capaz algún estudiante, pero esos votos nosotros no los queremos, no vamos a hacer campaña ahí. Entonces es obvio que nuestra presencia en el FIT no es grata, porque les marcamos sus déficit, más a unos que a otros.


EA:- Nosotros aún creemos que un frente de izquierda es progresivo y seríamos unos estúpidos sectarios no intentar ser parte, pero bajo otras condiciones. También seríamos estúpidos si aceptáramos esas condiciones. El problema del FIT es que surge bajo una alianza electoral que después se transforma en frente permanente, entonces adquiere otra categoría. Hubo algún debate público, incluso en la posibilidad de unificarse como partido único. Pero si uno toma los últimos dos años, a nivel nacional e internacional, no hay una sola acción de la lucha de clases en las que hayan estado los tres de acuerdo, y eso es muy grave. Y se enojan con nosotros cuando les decimos que es un frente electoral oportunista y porotero. Porque la lucha de clases les ha dado muchísimas oportunidades para revertir el rol de la izquierda en este proceso histórico, de no haber podido avanzar un poco más. La oportunidad de construir un frente electoral con todas las organizaciones, incluso las más chicas. Pero  lo ha desperdiciado por intereses mezquinos, en debates sectarios, destructivos, de autoproclamación, que nada le sirven al movimiento obrero, sino a su propia construcción, se miran su propio ombligo. Son organizaciones que ponen la construcción de “su” organización por encima de los intereses de la clase.


CH:- Y eso es medio ridículo a la luz de los procesos históricos… Cuando realmente haya procesos de lucha de ese nuevo movimiento obrero, porque es obvio que muchos de ellos votan al kirchnerismo, no seamos idiotas. Muchos de estos sectores son objetivistas: si hay lucha va para la izquierda. Depende. Por qué el Argentinazo no fue a la izquierda y fue a una cosa “semi”, a una cosa más populista que es el kirchernismo. Porque todavía no estaban dadas las condiciones y también porque el movimiento obrero no actuó, sino los desocupados, y eran reivindicativos. Cuando se solucionó eso, la política la puso otro. Y el Polo Obrero se quedó cada vez más chico, porque la gente se le iba para el otro lado. Y hoy el PO cree que si toda la gente está puteando al gobierno todos los votos van a ser para el FIT. No muchachos, no es tan mecánico. Y la campaña electoral, si bien no tiene que ser bruto ni sectario, tenés que decir que está Cristina pero también los otros buitres, gorilas, que se disfrazan de democráticos y que te llevan para otro lado.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

totalmente de acuerdo adelante compañeros y a no bajar los brazos por que mas tarde que tenprano se demostrara la correccion de este analisis y esperemos no les llegue tarde la noticia a los INTEGRANTE S DEL FAMOSO FIT SALUDOS ...

Anónimo dijo...

nuevo mas: si rompieron por cargos en 2011 y su campaña es contra el fit al igual q lo hace el mst

Anónimo dijo...

Anónimo: Nuestra campaña no es contra el FIT, es contra el gobierno y la oposición patronal, si te fijás en los afiches y en los spots te vas a dar cuenta. Lo lamentable es que el FIT no hace campaña contra nada, sus afiches no dicen nada más que "votá al Frente de Izquierda" y las caras de los candidatos, sin nada que le pegue al gobierno o a la oposición. Eso es lo triste, eso sí, cuando nos preguntan porqué no estamos en el FIT contestamos con la verdad, que es que los tres partidos que lo integran no respondieron a nuestro llamado ni a nuestra carta pública. Saludos y traten de no volver a brindar con Chiche, pedir milagros con Rial o llamar a cortar boleta con Cristina porque dejan pegada a toda la izquierda con esas actitudes.

Ex militante del "viejo" MAS dijo...

Toda la sarasa para terminar -como siempre- tratando d comer d alguna migaja del FIT. Nada más oportunista y patético q una secta q usa el nombre d un grupo q ya no existe para ver si muerde algo. Dejen d criticar y actúen en la realidad. Y encima lloran xq no se les reconoce su existencia. Lo matan al FIT y se mueren x estar. Demuestren lo q habría q hacer con hechos, laburen. Y cuando critican las posturas d los demás, no pongan a todos en la misma bolsa, ni mientan, q eso no hace un revolucionario, demuéstrenlo con fuentes si pueden.
Para ver lo q es el "Nuevo" MAS en los pocos hechos q genera: fíjense lo q hicieron en Nqn con el vergonzoso documental sobre Fuentealba y las críticas d los propios entrevistados, q terminaron exigiendo ser borrados del film.

Anónimo dijo...

Me parece que la gente q votó al FIT es boluda y solo los q votaron al mas son requete recontra revolucionarios?
Acá no hay milagros, hay militancia viejo.
Na chicos, el fit hizo una excelente campaña en sindicatos, escuelas, plazas, barrios.
Espero recapaciten y sumen fuerzas para que realmente sean tenidos en cuenta en el futuro.
Sdls.
Elvis

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